miércoles, 8 de febrero de 2012

LA IDEA, EL COMIENZO


Contar historias hace parte de la cultura de los seres humanos desde tiempos inmemoriales, conlleva secretos en su forma, pero más que nada es vital para la transmisión de ideas, de conceptos. Hace mucho tiempo, los contadores de historias transmitían las noticias relevantes en un espacio geográfico, viajando de un lado a otro, nutriéndose con nuevos sucesos, enriqueciendo la narración, este papel ha sido utilizado de diversas formas por variadas culturas; en unas la información transmitida era de carácter pedagógico, llevando los datos de los mayores a los más jóvenes, para que estos pudieran comprender y continuar aplicando las tradiciones; en otras la idea era informar sobre lo que ocurría a cientos de kilómetros. Con el tiempo la forma tuvo que adquirir nuevos elementos, de tal forma que el público fuera cada vez más receptivo, la llegada de la imprenta creo nuevos elemento narrativos, pero luego las historias reales y las de ficción se trastocaron creando interesantes relatos de todo tipo, para aquel que quería ver su pensamiento alimentado con novedad y fantasía. Así que los creativos tuvieron que recurrir a cada vez más y más ideas novedosas, que llamaran la atención del público. Cuando el cine llegó no tuvo en principio que usar las historias, pero en poco tiempo se vio en la necesidad de usar las ideas, capturar la atención y contar nuevas historias, o las mismas pero de maneras nunca antes vistas. Una idea para el cine, es más que sólo narrativa, o novedad, también es la forma en que se entremezclan la imagen y el sonido, para cautivar, para crear reflexión  o simplemente para entretener.