Episodio 1

Para la acción siempre existe una reacción, en el mundo del cine se cuenta con la misma premisa, porque cuando deseamos crear una historia, utilizando los elementos que el cine ofrece, existe al mismo tiempo una fuerza arrolladora que pretende interponerse en el camino creativo, la más compleja de todas es la misma capacidad de contar una historia desde tantas directrices como opiniones existen. Ser fiel a la historia, a su esencia es quizá la cuestión más compleja de todo el proceso, ya que puede comenzarse con una idea, para terminar con otra completamente diferente. Dentro del tiempo que llevo compartiendo los conocimientos que he adquirido sobre el cine, siempre el asunto se encuentra en el tratamiento de la idea, porque ideas y buenas hay muchas, puede decirse que todos nosotros tenemos la capacidad de producir ideas, pero ideas que sean contables mediante el audiovisual, eso es otra cosa. Para comenzar la idea cinematográfica debe tener unas características primarias que las separan del resto de la ideas: en primer lugar la capacidad de vivir concentrada en una linea básica, sencilla, ejem: "Genealogía, poder y consecuencias de una familia que cambia el curso de la historia". La idea puede contar muchas historias, pero en sí misma debe decir muchas cosas, debe incluir su tono, su sentido, su fuerza, aunque todo aquello va en más en el creador y su carácter que en la misma historia. De alguna manera todo puede ser una historia, pero no todo puede contarse simplemente por el hecho de nacer de una idea. Existen ideas para cuadros, para edificios, para conceptos de decoración de interiores y existen historias para ser narradas en vivo, interpretadas en las tablas, compartidas en una canción, otras sin embargo han nacido para existir en la pantalla grande. La segunda característica que debe tener una historia para ser audiovisual, (no lo enmarcaré en el mundo del cine rotundamente) es que entretenga, sin determinar un núcleo o nicho específico, el proceso de la narrativa debe cautivar la atención, de cierta forma cuando se pronuncia la historia, uno debe querer saber algo más de ella, debe generar esa curiosidad por descubrir lo que habita en ella. Nuevamente les digo que la idea se aplica a la narrativa audiovisual, porque en sí todas las ideas existen con un propósito, lo que pasa es que algunos propósitos no siempre son atractivos. En sí la idea audiovisual debe querer contagiar, algo, algo propio para el creador, sin importar que guste o no, porque cautivar no implica gustar, puedes ver algo que te parece inapropiado pero de todas formas continuas viéndolo simplemente porque tu curiosidad a sido atrapada. Así y todo en este mundo, lo mejor es no desperdiciar las ideas, porque se producen de forma prolífica, en ese contexto no debemos desechar ninguna, porque en ocasiones se enfrentan a los tiempos, sucesos, sensaciones que experimentamos por lo que es posible que en ese justo momento no podamos ver su potencial narrativo o inclusive su potencial creativo, ya que al decantarlas con el tiempo las ideas se pueden acoplar al medio donde pueden expresar más. Por eso es mejor no desecharlas, no dejarlas a la memoria, lo mejor que puedes hacer con una idea es anotarla, en un lugar donde no se vaya a perder, donde pueda ser recuperada en un instante posterior. Es más lo mejor que puede hacerse con la ideas es tener un lugar propio para ellas, un lugar donde puedan irse clasificando, organizando. Pero lo más importante de una idea con potencial audiovisual es realizarla, por todos los medios posibles llevarla a cabo, de esta forma el proceso se pule, aprendemos a convertir ideas potencialmente audiovisuales en productos audiovisuales, comprendemos el entramado misterio, ese misterio que iremos descifrando en cada uno de estos episodios, apúntate a este viaje, ven a producir ideas, a pulirlas, consentirlas, transformarlas en imágenes y sonidos. 

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