Ya que nos hemos adentrado en el mundo de la historia para la narrativa audiovisual, es bueno aclarar ciertas ideas preconcebidas que tenemos en general con respecto al cine: la cuestión de las películas buenas y las películas malas. No está mal nombrarlas de esa forma, pero no es adecuado para aquellos que nos adentramos en la técnica cinematográfica. ¿Por qué? la respuesta es simple, porque implica cierto tipo de desconocimiento, esa adjetivación determina alguna ignorancia. Para alguien que en verdad conoce del mundo del cine los calificativos para una producción u otra deben ser diferentes. Una de las consecuencias del cine se encuentra en el gusto, ese es un terreno demasiado subjetivo como para tomar un partido concreto; algunos gustan de unas cosas y otros de otras, para algunos cierto tipo de historia puede resultar absolutamente atractiva, mientras que para otros no. Lo que pasa cuando se califica una película es que existen ciertos elementos internos de difícil acceso, casi casi de complejidad invisible que se unen para crear una sensación en el espectador que afectan la forma en la que experimentamos el filme. Para aquellos que buscan acción trepidante, disparos, persecuciones, explosiones, escapes y todos los elementos del cine de acción, una historias que carezca de esos elementos puede no gustar, aunque ciertas historias son tan atrapantes, más allá del genero que el espectador no puede escapar de su hilo aunque no hagan parte de su genero favorito. Crear una película es bastante complejo, requiere de un gran trabajo, de un largo proceso, la mayoría de las historias no se produce de la noche a la mañana, es necesario un largo camino, muchas personas conocedoras de su arte.
Pero es bueno aclarar a qué nos referimos cuando decimos que una película es mala o buena: la mayoría de las veces estamos hablando de esa sensación que creo en nosotros, cuando la sensación no es agradable decimos que la película es mala, cuando la sensación nos satisface, decimos que la película es buena. En ese caso lo mejor que podemos decir de ahora en adelante es algo un poco más sensato; decir la película me gustó o no. Porque de eso se trata, de gusto, aunque ciertas historias poseen una gran cantidad de características que atrapan a multitudes eso no las convierte en buenas películas.
Las películas están construidas con varias artes y técnicas, desde la narrativa del guionista, la adecuación del screenplay, la fotografía, vestuario, iluminación, sonido, ambientación, pasando por el scrip, la foto fija, la edición, el doblaje, masterización, en fin, muchos elementos que unidos crean el filme. Pero existen ciertas cosas que vienen supeditadas por el hecho de tomar una idea intangible transformándola en imágenes, ese proceso es un ser vivo, que adquiere elementos nuevos a medida que transcurre la inclusión de nuevos personajes como el director y sus secuaces. Cada visión diferente se une al entorno total de la historia, cambiándola, enriqueciéndola o quitándole fuerza. Nuestra misión aparte de disfrutar la película lo mayor posible, es detectar esos elementos que la hicieron trascendente o por el contrario que la dejaron pasar sin pena ni gloria, de igual manera es nuestro menester reconocer las partes por separado que son majestuosas así como aquellas que dejaron mucho qué desear, así con el tiempo podremos rescatar los trabajos de directores, editores, actores y actrices, camarógrafos, luminotécnicos, en fin, lograremos adentrarnos en el proceso de la creación, para así aprender, asimilar, descubrir. Lo más interesante de todo este análisis es que cuando iniciemos la labor de creación de audiovisuales, vamos a poder ser un poco más objetivos con nuestro trabajo, vamos a poder apreciar las capacidades de los otros, vamos a ser más conscientes de nuestro papel y nuestra responsabilidad en el medio audiovisual, para crecer, produciendo, dirigiendo cada vez historias más comprometidas con su esencia.
Nos vemos todos los lunes con nuestro nuevo episodio, comentarios y preguntas a 888wdsj@gmail.com
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